La obra consistió en la introducción de una nueva tubería de PRFV (Poliéster reforzado con fibra de vidrio) con un diámetro interno de 1176 mm y un espesor de 26 mm, dentro de las tuberías existentes de hormigón DN1300, utilizando una metodología conocida como Sliplining.
En este tipo de solución, es fundamental garantizar el llenado del espacio restante entre la conducción de hormigón y la nueva conducción de PRFV con una lechada cementicia, para conferir integridad al conjunto y protegerla de movimientos indeseados.
Dado el trazado de las conducciones con cambios de dirección, y teniendo en cuenta que la metodología de rehabilitación Sliplining no permite la ejecución de tramos curvos, fue necesario seccionar las conducciones en tres tramos rectos, con la apertura de pozos para introducir las nuevas conducciones.
Los pozos de entrada se realizaron precisamente para exponer la conducción existente y permitir la remoción de la parte superior de la conducción de hormigón, dejando la parte inferior en su lugar.
La gran limitación de esta metodología es precisamente en las zonas de cambio de dirección, ya que el entubamiento solo se puede ejecutar en tramos rectos, dejando siempre una zona de transición y/o cambio de dirección que requiere una solución complementaria.
Así, Mota-Engil ATIV optó por el revestimiento de las zonas de transición con una lámina de PEAD de 3 mm, fijada mecánicamente a la tubería existente y electro soldada entre placas. Adicionalmente, se instalaron juntas AMEX, compuestas de caucho EPDM y un anillo de acero inoxidable 316L, para reforzar la solución y garantizar la total estanqueidad del sistema, dado que las tuberías operan bajo una presión constante de aproximadamente 1,5 bar durante los 365 días del año. En total, se rehabilitaron 630 metros lineales de la tubería de admisión.
Pionera y referente en este campo desde hace unos 20 años, para Mota-Engil ATIV este fue un gran desafío, ya que sigue garantizando la operatividad de los sistemas para clientes de referencia.